Primero de todo gracias a mi niña del almaa!! Angieee te quieroooo ^^. Y a mi primito que se que lo leera (es mi fan incondicional). Y gracias a aquellos que le dedican un minutito de su vida. Proximamente (espero que en poquito tiempo) otro cachito :D:D
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CAPITULO 4: Tres hombre y una mujer.
Paola se dirigió hacia la mesa del fondo, la más cercana
al escenario y la más oculta del resto de las mesas.
Cuando se empezó a acercar, vio que estaba ocupada por un
hombre. Era cautivador, de anchas espaldas y destacaba demasiado en esa pequeña
mesa. Estaba acostumbrada a que Anthony fuera descomunal comparado con ella,
pero este lo era aún más. Esto le impuso cierto nerviosismo.
Pero debía actuar bien. Así que se metió en su papel
seductor y se acercó a la mesa.
- Hola… ¿Quién es usted? – dijo Paola en tono meloso.
Aquel hombre dirigió su fría mirada hacia ella. Sus ojos
eran azules intensos, claros; su rostro anguloso estaba marcado por alguna que
otra señal del tiempo.
Paola se asombró ante esa visión, tan atrayente. Tendría
unos 40 años. Vestido con traje oscuro y camisa blanca, sin corbata, pero
elegantemente al igual que sus facciones.
- Buenas noches, soy Nikola Delacroix. Tú debes ser Paola
Redson, ¿no? La magnífica cantante de este lugar – dijo sonriendo con
amabilidad.
Paola le sonrió también, con dulzura, mientras afirmaba
con la cabeza.
- Creo que quería conocerme, ¿me equivoco, señor
Delacroix?
- No, claro que no – dijo con una gran sonrisa – Siéntese,
por favor – dijo el hombre señalándole la silla que estaba enfrente.
Paola asintió inocente y se sentó cruzando lentamente las
piernas e inclinándose hacia él , con gesto infantil.
Él comenzó a reírse a carcajadas, y Paola lo imitó
divertida por la actitud de aquel hombre.
- ¿Desea beber algo, señorita? – preguntó mostrándole una
botella de whisky que había en la mesa y un vaso, aparte del que estaba siendo
utilizado.
- Gracias – dijo Paola sirviéndose.
Después esta miró atentamente al señor Delacroix mientras
jugaba con su cabello.
- Señorita… - empezó a decir él.
Paola le rozó con
su mano levemente, en una especie de caricia, los labios, mandándole callar con
dulzura.
- Por favor, llámeme Paola, no estoy acostumbrada a tanta
formalidad- dijo ella con una mirada penetrante, y gestos lentos y sensuales.
Él le sonrió y le retiró la mano con calma, y le dijo en
tono reconciliador.
- No tiene por qué actuar conmigo, puede relajarse y ser
usted misma.
Aquella declaración la pilló por sorpresa y no pudo
evitar soltar una exclamación. Después esta intentó disimular con una risa
inocente:
- ¿Actuar? No sé a qué se refiere.
Aquel hombre empezó a reírse, soltando sonoras carcajadas
que hizo que Paola se sonrojara y después al poco rato riera divertida
contagiada por el sonido melódico.
- ¿No sabe que sin actuar, solo con su belleza, ya
hechiza a los hombres? ¿Acaso no se ha visto en los espejos?
Paola se dio cuenta de que aquél hombre había conseguido
leer su alma, y su risa se volvió triste y temerosa.
- ¡Oh! Siento haberla disgustado. No se ponga así. Creía
que le hacía un cumplido – con una mano le levantó el rostro lentamente y le
retiró los cabellos que habían caído en sus mejillas – He conocido a muchas
mujeres, y la mayoría actuaban como usted querida, pero sus intenciones eran
conseguir todo aquello que deseaban, pero para usted en cambio es su defensa,
¿o me equivoco?
Alarmada, tragó con dificultad, y contempló desde su mano,
horrorizada, como a pesar de ocultarse tantos años de su vida, había sido
descubierta en apenas unos instantes.
- No sé a lo que se refiere, señor Delacroix.
Después retiró el rostro de la mano de este, algo
ofendida.
- ¿No? – su mirada se volvió burlona – Yo creo que sí.
¿Cuánto lleva aquí? Si no me equivoco, bastante tiempo. Su coraza es bastante
fuerte, pero no lleva el suficiente, aún puede salir herida.
Paola le rehuyó la mirada y se cruzó de brazos.
Aquel hombre se recostó en el asiento mientras bebía un
trago de la copa, depositándola después en la mesa.
La miró y dibujó una ligera sonrisa de disculpa:
- De nuevo siento si la he molestado, señorita.
Ella le miró, y metiéndose de nuevo en su papel, soltó
una risa inocente:
- Paola – le corrigió con un fingido enfado y luego
siguió jovialmente – Y no se preocupe, señor Delacroix, no me ha molestado.
Sonrió asombrado, viendo que ella, a pesar de haber sido
descubierta seguía fingiendo.
- Llámeme Nikola, Paola – al escuchar esa aclaración y
observar que la tuteaba, Paola le sonrió abiertamente – Solo espero que me haga
un favor.
Paola estaba jugando coquetamente con los tirantes del
traje siguiendo el juego, cuando escuchó su petición. Mirándolo atentamente se
inclinó hacia él hasta que los separaban apenas un palmo de distancia:
- ¿Qué deseas? – susurró insinuante.
Nikola sonrió divertido:
- Espero que cuando confíes en mí dejes de actuar, ¿vale?
– se acercó a ella y besó con ternura levemente la nariz, echándose hacia atrás
después.
Paola lo observo confundida. Aquel gesto la había
desorientado, y más su diversión. Lo único que pudo hacer fue echarse hacia
atrás con gesto contrariado y susurrar un leve:
- De acuerdo.
Después entre los dos se hizo un silencio incómodo. Ella
no sabía cómo romperlo, y Nikola se contentaba con observar el gesto de
fastidio de su cara, bastante divertido.
- Buenas noches otra vez, señor Delacroix – era Anthony,
que había llegado en el momento oportuno.
Paola miró a Anthony angustiada, se había quedado sin
armas y se sentía insegura. La única persona en la que confiaba era Anthony y
todavía actuaba con él algunas veces.
Este no se daba cuenta de la angustia silenciosa de Paola,
pues no dejaba de mirar a Nikola.
- Buenas noches – respondió Nikola con una sonrisa
despectiva y molesta que sorprendió a Paola.
“¿Porque actúa ahora así?, tan arisco” pensó Paola
contrariada.
- Perdonen si les he molestado, pero hay alguien que desea
hablar con usted. Me lo pidió cuando se enteró que estaba aquí – aclaró Anthony
de forma indiferente.
La mirada de ira de Nikola desapareció y se volvió
incrédula ante el comentario.
Paola miraba de uno a otro hombre sin entender nada.
- ¿Si? ¿Quién? – preguntó Nikola curioso y asombrado.
- Será mejor que lo vea usted mismo – confesó Anthony y
señaló hacia atrás donde se estaba acercando alguien.
Paola miró hacia allí, y tuvo que contenerse para no
gritar sorprendida. Era el detective. Sin embargo ella no pudo dejar de reír
para sí misma. Comparaba a los tres hombres.
El detective era de anchas espaldas y muy atractivo y
vestía de forma más bien informal, su rostro era muy serio y con grandes
facciones, mandíbula más bien cuadrada y ojos oscuros como la noche. Los
cabellos los tenía lisos y eran tan oscuros como sus ojos. Su piel morena
destacaba sobre la camisa blanca y sus manos eran grandes y fuertes.
En cambio Nikola y Anthony, era como dos detectives cada
uno, descomunales, rostros pálidos, de ojos claros azules y verdes,
respectivamente y los dos muy elegantes.
El detective se acercó a la mesa y se colocó junto a Anthony.
- Detective Lucke, ¿no? – preguntó Nikola mirándolo
fijamente.
- Veo que aún me recuerda – confirmó el detective mirando
fijamente a Nikola junto a Anthony.
- ¿Cómo podría olvidarlo? Si no me dejan, ni de noche, ni
de día – contestó Nikola sonriendo despectivamente.
Paola los miraba a los tres sin entender nada, parecía
que ella no existía. Además aquel hombre dulce que parecía Nikola, que la había
acusado por actuar, se comportaba de forma diferente.
- Veo señor Gale – dijo mirando con satisfacción a Anthony
– que la plaga se extiende – dijo refiriéndose al detective.
Después Nikola miró triunfante a Paola que miraba a todos
confundida; haciendo que los otros hombres también la miraran.
Paola intentó
sonreír tímidamente y dijo con una gran sonrisa:
- ¿Tengo algo? ¿Quizás esperan que hablen?
Nikola empezó a reírse divertido. Joseph la miraba
penetrantemente, y Anthony movió la cabeza resignado y sonriendo con dulzura.
- Paola – dijo Anthony atrayendo la mirada de los dos
hombres y de Paola – creo que es hora de que cantes ¿no?
Paola lo miró confundida, pero al pasear la vista por el
lugar comprobó que este estaba repleto, esperándola.
- Es cierto – sonrió a Anthony afirmando con
responsabilidad – Será mejor que empiece.
Después se levantó y dirigiendo una última sonrisa a los
hombres se marchó.
- Por favor tomen asiento – sugirió Nikola.
Los dos hombres se sentaron a ambos lados de la mesa. Se
acercó entonces el camarero a la mesa.
- ¿Desean tomar algo?
Anthony miró a Joseph y a Nikola, haciendo que pidieran:
- Yo quiero coñac con hielo y limón – dijo Joseph.
- Yo tengo whisky todavía, gracias – dijo sarcásticamente
Nikola.
Anthony después miró al camarero y dijo:
- Yo quiero una copa de ron con hielo, Ivan – terminó de
pedir.
El camarero anotó el pedido y se marchó a buscarlo.
- Bueno detective, ¿Qué hace usted aquí? – preguntó con
ironía Nikola mientras miraba a Anthony con satisfacción.
El detective los observó, sabía que algo ocultaban.
- Creo señor Delacroix que es algo relacionado con mi
trabajo, ¿no cree? – dijo con sarcasmo Joseph.
Nikola lo miró despectivamente, y guardo silencio hasta
que el camarero dejó las bebidas.
- Quizás pudo haber venido a ver lo mismo que los demás –
aclaró Nikola – Incluido yo, por supuesto.
- ¿Qué? – preguntó extrañado Joseph.
Anthony también lo observó con curiosidad, pero sin
participar en la conversación.
- Eso – dijo Nikola señalando el escenario.
En ese momento salió al escenario Paola, con una gran
sonrisa seductora en su rostro. Estaba igual que antes, aunque parecía
diferente, más débil, quizás por las luces del escenario, que la palidecían, mostrándola
frágil, inalcanzable y etérea.
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P.D: Se acercá el verano, y mi posible marcha :( jajajajaja